Federico Rojas Martínez
lunes, 19 de noviembre de 2007
Pasaron siete días y la condición de los Leones del Caracas continúa crítica. Ahora, aun más delicada, luego de sumar cuatro derrotas durante la sexta semana para así totalizar 20 en lo que va de campaña. Una cifra llamativa para una divisa que volvió a iniciar una temporada con el favoritismo de campeón.
Cuando no estaban los hombres del madero, apenas ganaron ocho de 24 compromisos y ahora, con la presencia de Marco Scutaro y Alex Cabrera, los capitalinos sintieron el efecto opuesto al esperado por elfortalecimiento de su ofensiva, el punto más débil de los melenudos en las primeras de cambio. Desde la llegada de ambos toleteros, Caracas ganó tres y perdió cuatro. Une leve mejoría que no tuvo ningún impacto positivo en el posicionamiento de los felinos.
La previa justificación que tenían los capitalinos ante la ausencia de las figuras de renombre, dejó al mánager Carlos Hernández con una sola respuesta o razón de ser de la situación actual. Crítica, pero manejable. Al estratega solo le resta pensar en que el motivo de las irregularidades de la primera mitad de zafra, se deben a la falta de compenetración del bateo con el pitcheo y la defensa. No le sale nada a Hernández. Ni lo uno, ni lo otro, mientras el público lo abuchea y ya hasta corea el “Y va a caer...”, en una versión personalizada por la afición de los capitalinos.
Y es que si el equipo despertó ofensivamente, ligando para .271 (166-45) en la sexta semana, consiguió solvencia en la línea central con la presencia de Vizquel y Scutaro, fortaleció el cuerpo de relevistas con la llegada de Ascanio y Sánchez y recibió hasta la visita y casi incorporación de Franklin Gutiérrez, ¿por qué tan flojos resultados?. Ocurre o mejor dicho, se me ocurre que los Leones siguieron en el foso de la tabla clasificatoria por la falta de compaginación de cada una de esas tareas y por la no consolidación de la rotación de abridores.
Del 12 al 18 de noviembre, los melenudos vivieron sus peores momentos, al caer cuatro veces corridas pese a promediar casi cinco carreras por juego. Un aspecto a destacar en el inconsistente desempeño ofensivo de los melenudos.
Hagamos un breve recuento de las jornadas para evaluar con más precisión. Luego de triunfar ante Magallanes y Caribes para cerrar la quinta semana, Caracas descansó por dos días, al menos en lo que a actividad del calendario se refiere.
Con nuevos aires en el clubhouse, todo indicaba que los de Hernández habían encontrado la fórmula para levantar cabeza, algo que para el comienzo de la séptima semana continúa siendo una incógnita.
DEFENSIVAMENTE HABLANDO - El 14 recibieron a las Águilas del Zulia y, pese a conectar 12 imparables, cometieron tres errores defensivos que le bastaron a los rápaces para catapultarse al triunfo.
Al día siguiente, Magallanes le hizo siete en una entrada, le ganó la serie particular y los congeló para la serie con Cardenales. Ese día, Lisson volvió a errar ante un batazo por sus predios que mantuvo viva la amenaza y posterior bombardeo de los eléctricos. También, en contraparte, la ofensiva respondió con 11 incogibles y ocho rayitas. El pitcheo no rindió. Ni Cyr, ni Carvajal, ni Bohórquez pudieron con la lluvia de batazos de la Nave.
Fríos y anímicamente en colapso, el plantel regresó a Caracas para encarar a los pájaros rojos, que llegaban con dos triunfos corridos para una serie de tres en el Universitario.
BATES AL REFRIGERADOR- El viernes, Mike Gallo superó la labor de Ben Fritz y así los crepusculares consiguieron su tercer triunfo al hilo. Esa vez, los Leones no fueron contundentes con el madero al pisar el plato en dos oportunidades aunque ligaron nueve incogibles.
En el segundo duelo, la ofensiva fue la que no rindió. Giussepe Norrito lanzó seis entradas de dos carreras y cinco ponches, pero los bates capitalinos ligaron dos imparables en 28 viajes al plato. Más que deficiente, pero cabe destacar la labor del abridor Sean White, quien se encargó de silenciar a los pupilos de Hernández durante más de siete entradas.
Pese a los cuatro reveses en fila, la gente acudió al Universitario para el último de la serie y un silencio tenso reflejaba la crisis actual, justo después de que los visitantes anotaron dos en el primer acto. Esta vez parecía que era el pitcheo. El estadounidense Brad Knox abrió por los melenudos y completó cinco buenos episodios que solo se vieron opacados por los cinco boletos que regaló. Un indicativo de las deficiencias del cuerpo de lanzadores. Sin embargo, Knox contó con el respaldo ofensivo y sobre todo, con la capacidad de reacción que tuvieron sus compañeros para conseguir la primera victoria desde el domingo anterior. Con 11 cohetes y ocho carreras tomaron algo de aire.
Fuera del refrigerador está unicamente el madero de José Castillo, quien ligó nueve inatrapables en 19 turnos durante la semana. Incluyó tres dobles, un cuadrangular, cuatro anotadas y ocho carreras remolcadas. Se ha visto favorecido por la presencia de Alex Cabrera delante de él, viendo pitcheos y trabajando más los turnos. También resalta la actuación de Carlos Maldonado, quien no ha parado de chocar la pelota. En la semana despachó 11 imparables en 19 turnos. Así hasta de designado salió a rendir el marabino.
LA INTOLERANCIA – Es muy claro. Lo que vivimos en nuestra sociedad no es solo un tema de la vida cotidiana. Es una cuestión que se inmiscuyó hasta en el desahogo del venezolano. La intolerancia. Es cierto, como claro, que cada fanático es un mánager de tribuna, pero cuando un equipo no rinde como se espera, siempre aparecen las reflexiones más especializadas. Muchas sin argumentos, pero otras con el sentido que mejor se adapta al caso.
Actualmente, el Caracas rememora sus últimas experiencas con los mánagers. Malavé hace dos años, Subero después. Esa falta de continuidad que hace pensar que cualquiera se sienta en el dugout de tercera. Hoy en día no hace falta esperar una pita de la afición caraquista hacia el timonel Carlos Hernández. Con solo intercambiar palabras con un fanático de los melenudos basta para enterarse de los motivos de descontento.
Conversando con Jorge Meza, quien se considera uno de los fanáticos más críticos de los Leones, noté que el descontento va más allá de las diferencias. Implica un análisis propio de los aficionados más constructivos en lo que a examinar respecta.
“Cómo es posible que en estas circunstancias y perdiendo por una después de estar ganando por seis, no haya mandado el toque de pelota”, dijo Meza con respecto al juego que Caracas ganaba 8-2 ante Magallanes y que terminó perdiendo 9-8.
Por ejemplo, Jesús Cabrera, otro aficionado del Caracas, plantea que la situación decisiva del Leones-Tiburones, que liquidó Ronald Acuña en el noveno acto, pudo tener una historia otra historia.
Cabrera reseña que con dos fuera y corredores en segunda y tercera, el timonel de los felinos debió mandar las cuatro malas para Acuña para lanzarle a Javier Colina, quien no tenía continuidad y era más vulnerable que el varguense. Y cuestiona: “No había una alternativa más justa que esa. Igual perdíamos con la de tercera. Por qué si el equipo anda mal, juega tan agresivo”.
Más que cuestionar, Cabrera critica las decisiones de un estratega que está ratificado en su puesto por la directiva del club, aunque la afición siempre quiere meter presión y más la suya, exigente y que en ciertos focos llega a ser hasta malagradecida.
Dentro de todo este alboroto, Caracas mira de lejos hasta el último puesto de clasificación. A cuatro juegos y con una semana pesadita: tres veces ante el líder, Caribes, dos de ellas en Puerto La Cruz. Por ahora, se aprovechan de las irregularidades de sus contrincantes, que tampoco son inalcanzables.
Desde la selva:
El japonés Hideo Nomo fue enviado a la Liga Paralela para recuperar actividad.
Franklin Gutiérrez se incorporaría en el transcurso de la semana.
Jairo Ramos fue firmado por los Leones.
Mario Lisson tiene dos hits en sus últimos 16 turnos.
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