LVBP / El camino al título

jueves, 15 de noviembre de 2007

Opinión / LVBP

La hora de los caballos
Federico Rojas Martínez

Como las agujas de un reloj, el calendario de la actual contienda comienza a marcar los días en los que todos los equipos reincorporan a la mayoría de sus figuras de renombre, incluso aquellas que jugaron en las mayores durante la temporada 2007. Tiburones y Leones, en situaciones muy diferentes, recibieron a sus mejores fichas, al menos en donde más lo precisan.

En el caso de los escualos, la llegada de Enrique González termina con la ansiedad del cuerpo técnico, que quiere definir una de las rotaciones más prestigiosas para los dos meses de ronda regular que restan en la agenda del momento. Junto a Jeff Bennett, Stephen Randolph, Willie Collazo y Josué Matos, La Guaira blindó su maquinaria de escopeteros.

Por su parte, la inclusión de Francisco Rodríguez compacta, aun más, el cuerpo de relevistas. Una de las fortalezas que Julio Viñas y Roberto Espinoza establecieron como prioridad desde el inicio de zafra. Con el boricua Jonathan Albaladejo para abrirle el camino, Rodríguez se integró temprano para servirle a su equipo del alma, con el que desea estar en postemporada.

Antes de ellos dos, Edwin Bellorín terminó con las dudas que existían para la defensa del plato y el manejo de los lanzadores. En él se percibe la madurez adquirida durante los últimos 10 meses , en los que incluyó una pasantía pasiva como pieza de los Rocosos de Colorado desde septiembre hasta la pasada Serie Mundial.

Bellorín sabe chocar la pelota y, defensivamente, tiene la noción de receptor experimentado, lo que le da seguridad al grupo de lanzadores salados. Además, su presencia generó la salida de Luis Oliveros, quien ahora es ficha de las Águilas del Zulia.

En Caracas, el tema de los “caballos” llegó a ser un asunto de vida o muerte. Por la vía por la que transitaban los melenudos, antes de la llegada de Marco Scutaro y Alex Cabrera, la eliminación parecía el camino más cercano. Sin embargo, la presencia de dos de los mejores bateadores contemporáneos de la pelota rentada de Venezuela, fortalece a la ofensiva más débil del primer tercio de zafra.

Por si fuera poco, en un movimiento controversial, el receptor Carlos Maldonado fue adquirido desde la lista de “no protegidos” de Caribes de Anzoátegui. ¿No protegido?, según las condiciones de campeonato de la Lvbp, el receptor debió completar al menos 30 días en el equipo grande de los Piratas de Pittsburgh, y aunque estuvo más de un mes en las mayores, parece que la norma del circuito venezolano no contempla el lapso de expansión de las nóminas de los equipos de 25 a 40 peloteros, por lo que el marabino ahora es de los capitalinos.

Así como Bellorin en los litoralenses, Maldonado refresca la receptoría de su nuevo equipo luego del flojo rendimiento ofensivo de Henry Blanco, quien apenas sonó para .154 (52-8) en las primeras cinco semanas de temporada.

La presencia de estos tres bateadores puede cambiar esa ineficiencia de la ofensiva felina, que no fue oportuna durante los primeros 24 partidos y que falló en lo que a capacidad de reacción se refiere.

Al cumplirse las primeras cinco semanas, Caracas parece que se acomodó con el madero. Con Cabrera y Scutaro la alineación vio mejores pitcheos y muestra de esto fue el fin de semana de Mario Lisson, quien definió el partido del domingo con su segundo cuadrangular desde que aquellos dos jugadores se incorporaron.

Y es que precisamente el único que fue capaz de producir con cierta regularidad en las primeras de cambio fue el novel Lisson. El caraqueño se ganó el puesto y figura entre los nueve de diario de Hernández. Ahora conseguirá mejores pitcheos, así como sus otros compañeros que figuran alrededor del prestigioso orden ofensivo de los melenudos.

Cabe destacar que el infilder Alejandro Prieto ha mostrado con el bate lo que nadie, a excepción de Lisson, había hecho anteriormente. Agresividad y contacto ha sido su carta de presentación para que Carlos Hernández lo tome en cuenta, al menos para estar entre los 25.

Si el Caracas logra engranar la maquinaria ofensiva que estima su dirigencia y su cuerpo técnico, el máximo ganador de la Lvbp podría meterse en la pelea antes del último mes de ronda regular. Claro, la producción de carreras siempre será útil mientras el pitcheo responda de forma general.

CAMBIO DE CIERRE - Como lo notificamos en la pasada edición, el pasado 4 de noviembre, el lanzador Jarrod Plummer tuvo un breve impasse con Carlos Hernández. Un suceso que terminó de endosarle el pasaje de vuelta al relevista a los Estados Unidos. Justo en ese instante, cuando Plummer insultó y humilló al dirigente caraquista, le fue notificado por el propio Hernández que su pasantía en Venezuela había terminado.

Y no solo la indisciplina generó su partida, ya que si bien fungió como taponero, rescató dos partidos y no tuvo que ser empleado con mayor responsabilidad, el estadounidense toleró nueve rayitas en igual número de entradas lanzadas, pero solo tres de ellas fueron limpias. Las tres de la única vez que, estadisticamente, perdió la oportunidad de salvar, cuando el pasado 14 de octubre Grégor Blanco le compró una recta en el medio, como primer envío de aquel turno del noveno acto del primer clásico capitalino de esta campaña y el patrullero escualo se la depositó en las gradas.

Con Plummer cesanteado, el encargado de cerrar los partidos es Paul Abraham, mientras José Ascanio se pone a tono. El domingo 11, el instructor de lanzadores, Julio Franco, me aseguró que el grandeliga de los Bravos de Atlanta está casi listo. “Ya la recta le marca las 93 y 94 millas, por lo que en poco días debe estar cerrando”, dijo Franco.

Por su parte, el también grandeliga Juan Carlos Gutiérrez comenzará un trabajo de preparación para integrarse al cuerpo de lanzadores. “Juan Carlos está más cerca que Morales. Al menos ya está uniformado”, siguió Franco.

Llegó la hora de los caballos y con ellos se fortalecen los dos de la capital. La Guaira termina de armar su batallón de pelea y Caracas, que no logra enrracharse de forma continua, busca que su ofensiva los impulse hacia la clasificación, algo que ahora sopla vientos a favor.

La frase: “Tengo que seguir trabajando. La confianza está ahí, pero no puedo confiarme. Tengo que seguir humilde siempre”. (Mario Lisson / antesalista de Leones del Caracas)

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