Federico Rojas Martínez
martes, 04 de diciembre de 2007
Mientras los electores venezolanos definían sus respectivas posturas ante el proyecto de reforma constitucional, los Tiburones de La Guaira vivían un nuevo proceso de transición. Esta vez, o mejor dicho, nuevamente un caso de cambio dirigencial.
Con cuatro caídas en la última semana de noviembre, los escualos vieron como su desempeño terminó de resbalar hasta perder casi toda su efectividad, al punto de ubicarse en el sótano de la tabla clasificatoria, con resultados que también generaron la caída de su estratega original para la presente contienda, Julio Viñas, quien como es común en estos casos, cargó con toda la responsabilidad.
Los resultados le valieron el despido al técnico de origen cubano, pero esto no significó una descalificación por la labor realizada, o al menos eso nos hizo entender el gerente deportivo del equipo, Antonio José Herrera, quien reconoció la entrega de Viñas.
“La directiva reconoce el esfuerzo de Julio Viñas, que se materializó en un buen rendimiento del equipo hasta el 12 de noviembre, cuando Tiburones logró ascender hasta el segundo lugar de la tabla de posiciones”, una acotación que confirma el monitoreo exacto que tenía la gerencia litoralense sobre la labor del estratega.
Pero más allá de los cuatro reveses finales de noviembre, la gota que derramó el vaso de paciencia de la directiva fueron las nueve derrotas en 11 compromisos que sumó la divisa, muchas de ellas con amplia desventaja en la pizarra. Unos números que bastaron para que, otra vez, Carlos Subero apareciera en escena, ahora para asumir desde la recta final de la ronda regular.
Y es que la decisión de contratar a Subero tiene como finalidad principal, reordenar al plantel que parece haber perdido la brújula, con un dirigente que, si bien tenía mucho contacto con los jugadores, carecía de mano dura ante la actitud de varios de ellos. Un indicativo de la falta de experiencia de Viñas, al menos en lo que a dirigir un conjunto de béisbol se refiere y destacando el ambiente liberal que reina en el clubhouse derecho del parque de la Ciudad Universitaria.
Lo cierto es que, pese a los resultados y a tan solo una buena semana para regresar a la pelea, es dificil comprender una medida tan drástica como esta, cuando los escualos figuran a tan sólo dos juegos y medio de la clasificación.
Ahora, cierto es también que la paciencia del guairista tiene un límite más piadoso que la de otros, por la sed de títulos que tiene la divisa, que no logra un resultado global positivo desde hace 21 años. Un detallito.
La llegada de Subero, que no es tan extraña, es tan propicia como la navidad para los venezolanos. Sirve para calmar las aguas turbulentas por las que transitaba el tiburón hambriento, ese que busca alimento enfrentando cualquier adversidad y que, en este caso, precisa de una serie de nutrientes que le regresen esa vitalidad que tuvo o al menos aparentó durante la primera mitad de zafra.
Pero, ¿por qué Subero?, pues simple y llanamente por sus antecedentes como antigua ficha del club, porque conoce a varios de los miembros del róster actual, por su experiencia en éste tipo de situaciones, –recordamos Leones del Caracas 2005-2006 – y por si fuera poco, por su relación con Oswaldo Guillén, quien hace un par de meses lo recomendó para dirigir la sucursal doble-A de los Medias Blancas de Chicago.
“Hacía falta un cambio y lo hicimos [...] Él conoce la Liga y es un buen mánager. Nos puede ayudar mucho. Además sabe como jugar con los muchachos”, también dijo Herrera acerca del nuevo timonel, el noveno piloto de los litoralenses en las últimas cuatro campañas.
Aunque está al tanto de las circunstancias, Subero ha sido claro en su exposición. "No vengo a jugar a ser el salvador. La fanaticada no se merece que la engañemos".
Con el regreso de Alex Sánchez y Max Ramírez, el estratega cuenta con un plantel sólido que hasta antes de su llegada justificaba su caída libre con la segunda peor efectividad de la Lvbp (4.13) y el liderato en boletos otorgados con 158 en casi 360 episodios, cifras que también generaron la salida del instructor de lanzadores, Roberto Espinoza.
Además, si el pitcheo es una incógnita, la ofensiva no se queda atrás, siendo esta la peor del circuito, al sonar colectivamente para un pobre .242, con sólo 143 carreras y un paupérrimo porcentaje de embasado de .331. Guarismos que, sin duda, reflejan el flojo rendimiento de una de las tradicionales divisas del béisbol profesional venezolano.
Ahora, Subero tendrá que aplicar la misma fórmula que experimentó con los melenudos hace dos contiendas: una mezcla cautelosa de talento con experiencia y un manejo prolijo de las situaciones de juego, algo que para Viñas fue casi una tarea imposible, pero que para esta opción podría resultar en el significado de la raíz del dogma de su nuevo dirigente: buenas nuevas.
Los datos
-Cuando rescató lo que hizo Omar Malavé(21-22) con los Leones en la 2005-2006, Subero ganó 14 de 19 y armó de guáramo a los capitalinos hasta que salieron campeones de la Lvbp y de la Serie del Caribes Maracay-Valencia.
- De por vida, en tres campañas como dirigente en la Lvbp, el caraqueño de 35 años de edad tiene marca de 36-44. Todo con el Caracas.
- En siete años como estratega en las filiales de los Vigilantes de Texas, Subero registra 324 triunfos y 342 reveses.
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