Federico Rojas Martínez
miércoles, 16 de enero de 2008
Con más de 650 episodios de actuación, los Tigres de Aragua aparecen como ese mismo favorito que saltó a la fase definitoria de las últimas cuatro contiendas, bajo la tutela de Welby Bailey, quien supo engranar una base de peloteros criollos con importados de calidad, que junto a los refuerzos aparenta ese peso de ganador, esa etiqueta de campeón que se acreditaron al ganar tres veces desde la 2003-2004.
Justo después de cumplir el compromiso número 74 de la contienda 2007-2008, los felinos se ubicaron en el primer puesto, por encima de los encendidos Cardenales de Lara y con una ventaja casi inalzancable para los Tiburones de La Guaira, Caribes de Anzoátegui y Bravos de Margarita. Están, otra vez, donde nadie llega, un lugar al que solo acceden los conjuntos que saben minimizar el margen de error, siempre implícito en un partido de pelota.
Esos aires triunfales ambientan a los Cardenales de Lara, luego de puntear el round robin durante los diez primeros choques. Sin embargo, con el transitar de la postemporada los bengalíes consiguieron la fórmula para lograrlo con un solo ventarrón y así sumar los triunfos a partir del trabajo de sus lanzadores, así como lo hicieron en la ronda regular. Entre el 8 y el 13 de enero realizaron tres blanqueos. Uno con Cory Bailey en el morrito y los otros dos apuntalados por el brazo derecho del boricua José Rafael Santiago.
La mezcla compactó y sirvió para que, hasta ahora, acumularan seis triunfos corridos y por ende el asalto a la punta, que ahora comparten con los crepusculares a falta de cinco disputas para finalizar el todos contra todos del playoff. ¿El motivo del éxito?, aparte de la mejoría en el pitcheo, el aporte de una ofensiva implacable que se compaginó a raíz del one-two compuesto por Alberto Callaspo y Luis Rodríguez.
Entre ambos se dividieron los chispazos que encendían la mecha hasta calentar los maderos del plantel selvático. Callaspo fue el más destacado durante ese lapso, al ligar 13 cañonazos en 24 viajes oficiales, mientras llevó a ocho compañeros al plato y se engomó otras cinco veces. Números que lo ubican como líder bate de la semifinal(.478) y que comprueban su estatus dentro del béisbol organizado, como chocador de pelota con velocidad en las bases y polivalencia como jugador de posición. Así, hasta las dudas que surgieron sobre su continuidad, después del cuestionamiento al que ha sido expuesto el gerente general de los Reales de Kansas City, Dayton Moore, acerca de la entrega de un abridor como Brian Buckner por Callaspo, ni presentan argumento dentro del béisbol de hoy en día, ni tienen cabida en el entorno del hábil criollo, quien ahora pretende establecerse en las mayores jugando para un conjunto del joven circuito.
Volviendo a la relampagueante dupla de inicio, de la toletería regular de Bailey, Rodríguez no ha dejado de hacer lo que sabe: batear. Si hay un toletero de postemporada en la Lvbp de los últimos años, capaz de ligar y rendir en cada turno, ese es el ahora grandeliga de los Padres de San Diego. Los números hablan por sí solos y con el madero Rodríguez ha respondido en sus cuatro participaciones de postemporada con los aragüeños, promediando .350 (203-71) con 25 anotadas y 25 fletadas. Siempre útil y habilidoso por demás, sumando también su trabajo defensivo alrededor del segundo cojín junto a Ronny Cedeño.
Rodríguez presentó molestias en su espalda y debió ausentarse durante el fin de semana, aunque su regreso está casi garantizado para mediados de semana. Aún así, el infielder ligó siete incogibles en 15 turnos durante la segunda semana de round robin.
DE MEMORIA – El ganar repetido se afianzó en la mentalidad felina y junto al metódico, riguroso y disciplinado sistema del manager Bailey, la alineación se mantuvo intocable. Después de Callaspo y Rodríguez, se presenta Edgardo Alfonzo, otro que alargó los bombardeos de la racha en la que promediaron 7.7 carreras por partido. El mirandino despachó 10 cohetes en 27 apariciones, con seis anotadas e igual número de fletadas.
Después de Alfonzo, Miguel Cabrera, seguido de Héctor Giménez o Rubén Salazar. Luego, en la parte de abajo, Alex y Wilfredo Romero, Luis Maza y Ronny Cedeño se alternan entre el sexto, séptimo y octavo turno, antes del receptor, que es la única variante fija de Bailey, movilizando a Alex Delgado y Raúl Chávez, dos caretas con la sapiencia necesaria para encarar etapas de este tipo. Amoldado a lo Bailey.
Por si fuera poco, el tema del jardín derecho parece resuelto, con el regreso de Alex Romero al nivel competitivo que lo hizo figura en la pasada contienda. Esta era una de las incógnitas de Bailey de cara a la postemporada, pero tanto Wilfredo Romero como Martín Prado cumplieron con su rol antes de su notable cambio de actitud.
Con sed más que hambre, Aragua sigue maniobrando ofensivas en defensa de su título y en procura de su séptimo gallardete, con el que escalarían al tercer puesto entre los equipos más ganadores del circuito venezolano, lugar que ocupan los Tiburones de La Guaira.
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